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Así como el perro nos da muestras de sus necesidades, inquietudes, intenciones y estados de ánimo mediante sus gestos y conductas, también nosotros transmitimos continuamente información al animal, que permanece muy atento y de forma permanente a todas nuestras señales de comunicación con él. Bien pensado, el perro no tiene otra cosa que hacer en buena parte de su vida más que observarnos, medirnos e interactuar con nosotros, por lo que es verdaderamente importante ser consecuente con nuestros actos e informar sin posibilidad de duda a nuestro perro sobre lo que queremos y lo que esperamos de él.

A continuación, algunos ejemplos:

Señales de fuerza o agresión

  • Mantener al animal panza arriba: Si bien es una acción que el perro hará para mostrar calma por su propia cuenta, el hecho de jugar con él y obligarle a permanecer en esta postura le incomodará y según la situación, le humillará. Si bien es cierto que corre la idea de que para que el perro muestre sumisión a otro perro en una pelea hay que hacerle mantener esta postura a la fuerza, lo cierto es que es totalmente innecesaria y además lleva al perro a una situación realmente desagradable. ¿Qué queremos demostrar? No estamos enseñando nada al perro, únicmanete que cuando da una señal que no nos gusta (por ejemplo un gruñido a otro perro), cuando conseguimos atraparle, le obligamos a mostrar sus partes más débiles al otro perro. ¿Qué enseña eso? Que el perro intentará evitar las señales previas y pasar a la acción y que estar cerca de nosotros no es bueno. 

  • Agarrar el hocico del perro impidiendo que te muerda, le demuestra que aunque quiera defenderse, no puede ya que han quedado bloqueadas sus defensas. No le enseñas a no morder, si no que impides temporalmente que lo haga.

  • Acariciar con fuerza y/o dando palmadas en el lomo del perro, de tal manera que le indicas lo fuerte que eres, incluso cuando se trata de darle una caricia. Pero un consejo... si a fuerza se refiere, más vale que asumas que el perro puede hacerte mucho daño a ti si se lo propone, así que la manera más inteligente de comunicarte con él no es basándose en los músculos o en los dientes.

  • Acariciar la cabeza por la parte de arriba e incluso empujando levemente pero con contundencia la cabeza del animal hacia abajo. Muchos perros se sienten incómodos con este tipo de caricias, y evitar la cabeza suele ser ideal.

  • Mirar fíjamente a los ojos: es una clara señal de agresisión, por lo que hay que tener cuidado cuando la usamos con un perro miedoso o un perro que no conocemos.
  • Avalanzarse sobre el pero no suele ser una buena idea, pues todo lo que invada su espacio es molesto y puede ser interpretado como una agresión, sobretodo si lo hacemos por encima de su cabeza. Si el perro te conoce y tuene confianza, no tiene por qué haber problema, pero estate atento/a a sus señales para más información.

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Dime cómo le acaricias... y te diré cómo se siente

Ningún gesto se torna casual cuando interactuamos con un perro. Es por esto que debemos tener en cuenta la forma en que acariciamos al animal para transmitirle lo que realmente debemos.

Ya hemos visto que acariciarle el lomo de forma enérgica, le dará a entender al perro nuestra fuerza, pero a la hora de acariciarle la cabeza, deberemos saber que:

  • Acariciar la cabeza del perro por la parte de la frente, le muestra que nuestro estatus es superior y que somos más fuertes y poderosos que él. Esto es de mucha importancia tanto para perros dominantes, que reducirán su dominancia, como para perros inseguros que se sentirán acobardados y aumentarán su inseguridad.

  • Acariciar la cabeza por la parte de la garganta, sin embargo, alentará al perro y le dará más seguridad en sí mismo. Como ocurre por el lado contrario, leer las señales del perro es fundamental para saber en frente de qué tipo de individuo nos encontramos, de manera que si es un animal dominante aumentará su condición y querrá pasar a estar en la parte más alta.

  • Acariciarle a favor del pelo y muy despacio puede ayudar a calmarle, mientras que acariciarle a contrapelo y enérgicamente o con movimientos rápidos le estimulará.



  Sobre el autor

Miriam Sainz Sánchez

Apasionada de los animales, lleva muchos años conviviendo y aprendiendo de ellos. Adiestradora canina y amante de la naturaleza, es además una gran entusiasta de las palabras y los viajes. Siempre con mascotas.

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