Cuando tratamos de definir a un gato, sobre todo al compararlo otras mascotas, siempre solemos decir que se trata de un animal solitario e independiente. Acertamos al llamarlo independiente, pues siempre trata de buscar un espacio personal y le molesta que lo invadan, además de que suele arreglárselas solo, sin ir a buscar la ayuda de su amo a diferencia de otras mascotas. Sin embargo, tanto en la naturaleza como en casa, cuando tenemos varios gatos viviendo juntos, es cuando nuestro compañero felino muestra sus conductas más sociales.

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En las ciudades es normal que se formen colonias de gatos callejeros, que viven en grupos y se defienden mutuamente, mostrándose agresivo hacia aquellos que invadan su territorio. Del mismo modo, cuando tenemos uno o varios gatos en casa y traemos uno nuevo al hogar, debemos tener cuidado de introducirlo poco a poco, ya que lo normal es que se muestren agresivos al principio con el nuevo inquilino. Como ya hemos mencionado anteriormente, los animales domésticos tienden a conservar conductas infantiles, dada la especial vida que tienen en una casa: normalmente crecen sin su madre, así que tienden a identificarla en nosotros, por ejemplo. Pensad que en la naturaleza, o en nuestras calles, los gatos conservan estructuras familiares dentro de sus colonias, por lo que las madres e hijos permanecen mucho más tiempo juntos que en el caso de los gatos domésticos. Sus aptitudes sociales, junto con la conservación de comportamientos de cuando eran crías, se hacen evidentes en las conductas que venimos a explicar hoy.

Frotándose entre nuestras piernas

Cuando observamos a un gato que frota su cabeza o su cuello con nuestras piernas, aun sin saber a qué se debe, ya lo vemos como un gesto de ternura y es una intuición nuestra bastante acertada. Los gatos poseen glándulas odoríferas bajo la boca, bajo los ojos y en los laterales de la cabeza que liberan feromonas llamadas de la felicidad, por lo que al frotar su cabeza, y el resto de su cuerpo, están impregnando y extendiendo su olor por toda la zona. Por ello, cuando lo hacen normalmente sobre nuestras piernas, frotando la cabeza, el lomo y llegando a enroscar por último la cola, nos están identificando como partes de la familia, dejándonos su olor sobre nosotros. Cuando tenemos varios gatos, pasa además algo curioso, y es que entre ellos competirán para dejar su olor, llegando a alargarse este baile entre nuestras piernas más aún. Es decir, con este roce, no solo nos está mostrando que se encuentran a gusto y felices, sino que nos identifican como parte de su vida; quizá como una especie de madres que ven en nosotros. Si, además, aprovechamos la ocasión y los acariciamosen el lomo mientras se frota, veréis como les gusta y prolongan el ritual.

Lamiéndonos porque estamos muy sucios

Una interacción que se da mucho entre los animales que viven en grupo es la limpieza social. En el caso de los gatos, usan su rasposa lengua no solamente para limpiarse a sí mismos, sino que también van a lavar a sus compañeros gatunos. Es una forma de crear vínculos de confianza que tienen los animales sociales. Por ello, cuando en vez de lamer a otro gato nos lame a nosotros, nuestra mascota nos está identificando como su igual, del mismo modo que en el caso anterior.

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No necesariamente tenemos que estar sucios, aunque se suelen centrar en lamer nuestras manos, así que algo de suciedad verán en ellas. El lamernos, sea para limpiarnos o no, ya tiene de por sí su significado afectivo.

Los gatos son cariñosos, pero a su manera

Como hemos visto, pese a que siempre se diga que los gatos son ariscos o solitarios, en realidad son bastante sociales y cariñosos. El problema, por llamarlo de alguna manera, es que las formas de mostrar su afecto no siempre son tan claras. Es por ello que, en el caso de nuestros compañeros gatunos, se hace especialmente importante conocer sus conductas, para así poder identificar el porqué de su comportamiento. Podemos verlos como a un amigo tímido e introvertido, al que le cuesta mostrar sus sentimientos y que recela de su propio espacio. Conociendo a ese amigo, sabiendo qué significan sus movimientos y cómo muestra, a su manera especial, su cariño hacia nosotros es la única manera que tenemos para poder corresponderle con el mismo afecto.



  Sobre el autor

Juanfra Vázquez

Biólogo, etólogo y escritor. Aunando sus dos grandes pasiones, el comportamiento animal y la escritura, para ponerlas a disposición de Mascotea y de vuestras mascotas.

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