Del mismo modo que hay "personas" que no dudan en abandonar a una mascota a su suerte, hay muchos ángeles guardianes que los recogen de la calle o de la Protectora y los incorporan a su familia.
Adoptar una mascota - sea perro, gato, canario o cerdo vietnamita - no es una decisión que se deba tomar a la ligera, es una decisión importante que cambiará la vida no solo de ese animal, sino de toda la familia. Hoy vamos a hablar de cómo convivir con un gato adoptado.

Adoptado gato


 

La importancia de la experiencia vital

Algunas veces el animalito que adoptamos es solo un cachorro, un animal de pocos meses que afortunadamente no ha tenido que pasar por la experiencia traumática de haber vivido en la calle o que no ha sufrido los malos tratos o el abandono por parte de la familia a la que creía pertenecer.
 
  Pero otras veces el animal que adoptamos es mayor y tiene una experiencia vital que ha marcado profundamente su carácter. Si, además, el nuevo miembro de la familia tiene que compartir espacio y cariño con otros animales… el tema se puede complicar un poco.
 
  Un gato que ha pasado gran parte de su vida en la calle ha desarrollado ciertos hábitos o comportamientos que puede complicar la convivencia en casa. Vamos a ver los principales.

Comportamientos que pueden complicar la convivencia

  • Territorialidad: para sobrevivir en la calle, muchos gatos deben luchar a diario por tener un rincón calentito donde pasar las noches. Estas vivencias no se olvidan de un día para otro, lo más normal es que el gato que llega a casa intente desde el principio marcar su espacio y conseguir ocupar el mejor lugar.
  • Agresividad: los gatos "sin techo" deben buscarse su propio alimento y, muchas veces, luchar entre sí por lo poco que encuentran. Será cuestión de tiempo que el gato entienda que hay comida para todos y que no deben robar la de sus compañeros (humanos o peludos) para poder sobrevivir un día más.
  • Desconfianza: completamente lógico. ¿Tú confiarías en un ser parecido al que te abandonó a tu suerte? ¿Confiarías en una persona parecida a esas que te gritan o patean a diario cuando rondas su portal? La desconfianza es uno de los rasgos más marcados en los gatos abandonados, especialmente cuando han sufrido malos tratos o llevan en la calle varios meses o años.
  • Miedo: otro sentimiento habitual en los animales que han sido abandonados. El gato adoptado puede haber desarrollado miedo a la gente, los ruidos, el resto de animales…

Algunos consejos

Ante estos hábitos o comportamientos felinos, el principal consejo es simple: paciencia.
 
  Dicen que el tiempo lo cura todo, pero muy despacio. Por supuesto, no podemos cruzarnos de brazos y hacer como que no vemos los problemas que puede tener el nuevo miembro de la familia. Tampoco podemos suponer que, de la noche a la mañana, el peludo entienda que ha terminado una etapa de su vida y ha comenzado otra. El gato es un animal que, aunque sea muy inteligente y perceptivo, no tiene la capacidad de racionalizar la situación y pasar página.
 
  Algunos consejos que pueden facilitar la integración a la familia del gato adoptado podrían ser los siguientes:

  • Conocer el territorio poco a poco: si hay otros animales en la casa, este paso puede ser importante. El nuevo gato necesita tiempo para familiarizarse con las novedades del entorno. Algunos expertos aconsejan que se habilite un espacio propio y exclusivo para el nuevo gato. Una habitación o rincón solo para él donde esté su cama, su bebedero, su manta y sus juguetes. Poco a poco podremos ir ampliando ese espacio a nuevas habitaciones y, en cuestión de pocos días, el peludo ya podrá moverse por todo el hogar con tranquilidad y sin problemas.
  • A la hora de comer: el nuevo gato puede no estar acostumbrado al pienso o la comida de su nueva casa y dejar de comer. Será el veterinario el que te de las pautas a seguir, pero siempre es mejor no forzar al animal e ir experimentando con diferentes texturas o sabores.
  • La confianza hay que ganarla: no pretendas que el primer día tu gato te coma a besos. No será extraño que te rehúya, tienes que darle tiempo, espacio y, sobre todo, buenos motivos para que confíe en ti y no perciba su nueva situación como una amenaza.
     

Como ves, las claves son amor y paciencia, no parece difícil ¿verdad?
 


 



  Sobre el autor

Marta Barrero

“Se puede vivir sin perro, pero no merece la pena” es una de las máximas de Marta Barrero, nuestra redactora especializada en formación, comunicación y publicidad.

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