Aunque ya hemos tratado el tema de las feromonas de pasada en alguna entrada del blog, merece la pena detenerse un poco más en este tema, dada su importancia. Es uno de los comportamientos de nuestros gatos que pueden llevar a problemas de convivencia con nosotros ya que aunque sean importantes para ellos, algunos veces pueden suponer una gran molestia para nosotros.

Las feromonas, ¿qué son?

Las feromonas son unas sustancias químicas que los animales liberan para comunicarse entre miembros de una misma especie. Solemos asociar esta palabra a conductas sexuales, pero la verdad es que las feromonas tienen infinidad de usos. Estas sustancias pueden ser liberadas al aire o sobre cualquier superficie, pero generalmente siempre la van a identificar los animales a través de su olfato. La información que trasmiten es innata, no se aprende, y van a desatar en quien las huela un determinado comportamiento.

¿Cómo libera un gato sus feromonas?

Los gatos poseen varias formas de liberar sus feromonas, siendo también muy diferente lo que quieren comunicar con ellas. En la cabeza tienen varios lugares de liberación, principalmente junto a su boca y bajo los ojos. Esto explica el movimiento tan característico de los gatos al frotar su cabeza contra nosotros: está impregnándonos de feromonas. Otras glándulas liberadoras de feromonas se sitúan al comienzo de la cola, de ahí que también se les observe enroscándola alrededor de nuestras piernas. Tratan de restregar esa zona para dejarnos su olor. Los gatos también tienen glándulas en sus patas. Al arañar ciertas superficies, las feromonas se liberan marcando la zona con su olor. Por último, y como ya hablamos de ello en la entrada sobre las conductas de monta, las hembras de gato también liberan feromonas a través de su orina. En este caso sí que es una conducta meramente sexual, ya que están marcando el camino al macho en celo para que las siga y pueda montarla. En este último caso, la esterilización de la hembra pondrá fin a esta conducta, ya que no entrará en celo ni liberará estas sustancias que pueden llegar a ser realmente molestas para nosotros. Sin embargo, la castración de los machos no eliminará necesariamente este problema, ya que la marcación por orina en ellos puede tener otras finalidades aparte de las sexuales.

¿Por qué marcar con feromonas? ¿Por qué a nosotros?

Como ya vimos en otra ocasión, pese a su mala fama de ariscos, los gatos son unos animales bastante sociales. Nosotros también lo somos, pero eso de comunicarnos a través del olfato siempre nos resulta extraño. Sin embargo, en el resto de animales –y nuestras mascotas no se quedan fuera, claro está-, el olor es una forma más de comunicación, como lo son los sonidos o los gestos.

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El ejemplo más sencillo del papel de estas feromonas, de estos olores, es quizá el que juegan a la hora de reconocer a los suyos. Los gatos van a identificar a sus crías a través del olor, del mismo modo que estas crías van a encontrar fácilmente a sus madres a través de las feromonas de ellas. Es algo normal para los gatos, algo natural, pero a la hora de convivir con nosotros se crea un problema. Nosotros no olemos como ellos, ni nos parecemos a ellos, pero de una forma u otra nos hemos convertido en parte de su familia y nos reconocen como tales. Esto explica que continuamente nos marquen, ya sean frotando su cabeza o su cola contra nosotros o alrededor de nuestras piernas. Es su forma de identificarnos, como si nos pusieran un nombre con el que llamarnos, solo que en vez de sonidos son aromas. Estos olores van a ser imperceptibles para nosotros, por lo que no supondrán ninguna molestia.

El problema vendrá con otras conductas de marcaje, no tan cariñosas, pero igual de importantes para nuestros gatos. Las glándulas de su cabeza también sirven para marcar el territorio. No es raro verlos frotarse con objetos o contra esquinas de nuestra casa. El incordio llega cuando no usan solamente su cabeza, sino también su orina. En ella, los gatos liberan también feromonas que sirven para marcar una zona, para delimitar su territorio. Suele pasar, por ejemplo, que un gato que no solía orinarse fuera de su caja lo comience a hacer cuando un nuevo miembro gatuno se une a la familia. Es un comportamiento natural, como diciendo “esta casa es mía, no tuya”. Sin embargo, es algo que no debería prolongarse demasiado, ya que pronto aceptará al nuevo inquilino. La misma función tienen las feromonas que liberan de entre sus garras. Si ves a tu gato arañando algo o alguna zona de tu casa, no es que se esté comportando mal o quiera destrozar el objeto, sino simplemente lo está marcando como suyo o como su territorio. Trata de ser comprensivo con él.



  Sobre el autor

Juanfra Vázquez

Biólogo, etólogo y escritor. Aunando sus dos grandes pasiones, el comportamiento animal y la escritura, para ponerlas a disposición de Mascotea y de vuestras mascotas.

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