Bien, ya tenemos todo pensado y preparado para acoger a un nuevo perro en nuestro hogar. Hemos meditado la manera de adquirirlo, tenemos todo planificado acerca de sus gastos… pero aún queda un paso muy importante: la elección del sexo de nuestro futuro perro.

En principio puede pensarse que es un tema al que no prestar demasiada importancia y de preferencia personal, pero veremos que hay muchas diferencias entre tener un perro o una perra, por lo que es una cuestión que, si podemos meditarla antes de elegir, es recomendable estudiarla.

Por ejemplo, si es nuestro primer y único perro en casa, la decisión puede ser simplemente por gusto de quien lo adquiera. En caso de que en nuestro hogar ya haya otro perro, lo más recomendable y que suele evitar problemas es acoger a un animal del sexo opuesto, ya que suelen congeniar mejor.

Algunas características que los diferencian

Aunque no nos gusta entrar en estereotipos, hay algunas cualidades que unos poseen frente a los otros y que nos pueden ayudar a la hora de decidir el sexo de nuestro nuevo compañero:

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  • Sociabilidad: por tendencia general, los machos suelen aceptar mejor los mimos y cuidados que las hembras. Éstas suelen ser más independientes, cariñosas también pero menos "empalagosas". Los machos están la mayor parte del tiempo atentos a sus dueños, mientras que ellas no tienen esa necesidad tan marcada. Esta característica ya se nota cuando son cachorros, y es algo que se acentúa con la edad.
  • Comportamientos agresivos o no deseados: los machos pueden mostrar más agresividad hacia otros machos y tienen mayor tendencia a marcar su territorio. Los enfrentamientos suelen darse entre perros del mismo sexo, en el caso de los perros por el territorio y en el caso de las hembras por el instinto reproductivo. El problema del marcaje suele solucionarse en la castración, ya que los niveles de testosterona del macho se desploman y pierden parte de ese instinto.
  • Adiestramiento y alimentación: los machos se ven muy motivados por la comida, con lo que un adiestramiento con golosinas suele ser más fácil de realizar con los perros que con las perras. Eso sí, por lo general y sin haber golosinas de por medio, suele ser más sencillo adiestrar a una hembra que a un macho. Las perras no se distraen tanto como los machos, permanecen más atentas a las tareas que les asignan.
  • Madurez: mientras que las hembras suelen ir aplacando sus ganas de juego con los años, los machos llevan "un cachorro dentro" durante gran parte de su vida. Suelen ser más juguetones que ellas en la edad adulta.

 

Cuidados a tener en cuenta

Además de dichas características, también se pueden diferenciar en que cada uno necesita determinados cuidados especiales. No hablamos del tema de la alimentación, paseos, juego, y otros cuidados que son comunes para ambos sexos. En este caso quizá lo que hay que tener más en cuenta es la elección de si esterilizaremos/castraremos a nuestra mascota o no.

Por un lado, la castración de un macho es sin duda alguna mucho menos complicada y costosa que la de una hembra. Si decidimos castrar a nuestro perro, por evitar incómodos marcajes dentro de casa o las angustiosas noches de aullidos por oler alguna compañera lejana en celo, la operación se lleva a cabo en poco tiempo. Nuestro compañero estará recuperado en unos días y tiene muy pocos efectos secundarios. Además, el coste suele ser aproximadamente la mitad que la esterilización de una hembra.

Por otro lado, las perras tienen más complicación. Si decidimos no esterilizarla, hay que tener en cuenta que a partir de los seis meses tendrá su primer celo, que se repetirá cada 4 ó 6 meses por regla general. Durante este tiempo que suele durar unos 21 días, habrá algo de sangrado y tendremos que estar muy cuidadosos si no queremos que se escape o que le ronden sus "fans".

En el caso de elegir la esterilización, hay que tener en cuenta que es una operación costosa y que, a pesar de los avances, conlleva más riesgo que la de los machos. La recuperación suele ser más larga y debe controlarse para que no haya complicaciones.

A pesar de las diferencias que podamos encontrar, en una cosa la mayoría de expertos en perros coinciden: la diferencia de personalidades entre perros es mayor en el individuo en sí que las que puedan existir entre ambos sexos. ¡Cada perro es un mundo!