Si hace días hablábamos de las multas desproporcionadas que propone un municipio de Barcelona por no recoger las heces de nuestros animales, hoy lo hacemos de otro punto de la geografía española.

No lo hacemos para hablar de la recogida de excrementos exactamente. Al fin y al cabo es una norma cívica que todos deberíamos tener más que aprendida y que su incumplimiento supone una sanción en muchos puntos del territorio nacional.

Ahora la noticia llega desde Alicante y es que Benidorm no sólo se centra en la limpieza de heces de sus calles sino que vuelca su trabajo en los orines y el mal olor que éstos suponen.

No recoger los excrementos de nuestro fiel amigo supone una multa de 150 euros en la localidad alicantina. La brigada marrón, que así se denomina, ya ha pillado infraganti a unos 120 vecinos de la localidad. La caja recaudada hasta ahora por el Ayuntamiento asciende a 25.000 euros entre los responsables que no recogen las heces, quienes los llevan sin bozal o los que no habían puesto el microchip a su fiel amigo.

Benidorm, nuevas medidas
Imagen de: www.radiosirena.es

Pero esto no queda aquí, pues los operarios de esta brigada marrón repartirán entre los vecinos un total de 5.000 botellas de diferente tamaño según la raza del perro. Con un dispositivo de spray, el objetivo de estos recipientes es almacenar agua y lejía y que los responsables de las mascotas que orinen en la vía pública limpien el lugar.

La opinión de la gente a través de las redes sociales no se ha hecho esperar y es que es una gran mayoría quienes piensa que el olor a orines no viene precisamente por los animales de cuatro patas, sino, más bien, de los de dos, que incívicamente, cuando no se aguanta, cuando van con alguna copa demás, o cuando la pereza y desvergüenza hacen su aparición, depositan sus residuos en plena calle sin que haya sanción de por medio ni botella con spray que valga.

Otros tantos, dejaban su opinión exponiendo que la lejía sólo provocará que los animales orinen más en el lugar al funcionar como atrayente y algunos otros se preguntaban lo que ocurriría si el animal orina en el césped, en un árbol, arbusto o vegetación.

Quizá sea una gran idea que aporte mayor limpieza, quizá haya que depurarla un poco más. Esta práctica ya es habitual en algunos Estados Unidos de América, por supuesto, con una mayor aceptación y concienciación de los responsables de animales pero también con un mayor respeto y consideración hacia las mascotas por parte de las autoridades.



  Sobre el autor

Cristina de Dios

Licenciada en Periodismo por la URJC y especializada en Marketing y Comunicación por la UCM, es una apasionada de los animales, en especial de los perros, por quienes lucha diariamente para lograr una mayor concienciación sobre sus derechos y un mayor respeto hacia todas las especies.

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