La vacuna contra la rabia debería ser obligatoria en todo el territorio español. Hasta ahora las competencias de este tema están reguladas de forma independiente por cada Comunidad Autónoma de modo que, en algunos lugares de España, no es obligatorio vacunar a los animales contra esta letal enfermedad. Por supuesto, es absolutamente recomendable, no sólo por asegurar la salud de nuestros animales sino también porque es una zoonosis, es decir, es una enfermedad que se transmite también a las personas.

De hecho, en Asturias tan sólo un 14% de los perros registrados están vacunados de la rabia. Una cifra bastante alarmante dada su alta mortalidad.

Efectivamente si un perro contrae la enfermedad la probabilidad de que muera es muy alta y aunque en España se considera erradicada, no lo está en países fronterizos como Francia o Marruecos, por ejemplo.

Al parecer, en el Registro de Identificación de Animales del Principado de Asturias figuran 147.000 perros identificados con microchip, en cambio las vacunas no llegan a las 21.000. Además, hay que añadir a todos los perros que no están registrados.

Quizá sea el desconocimiento de la enfermedad y sus terribles consecuencias lo que hace que los responsables de los animales no se hagan cargo de actualizar la cartilla de vacunación y por ello es vital concienciarnos de que la prevención es la forma más segura de inmunizar a los animales y conseguir que sobrevivan en caso de contraer esta fatal enfermedad.

Veterinario
Más vale prevenir que curar, ¡vacuna a tu perro!

La rabia puede ser transmitida por el mordisco de un perro infectado o por el de un murciélago, por el contacto con la saliva, con las mucosas o con las heridas de un animal enfermo pudiendo tener un desenlace fatal si en ese mismo instante no se inyectan inmonuglobulinas pues la muerte se da de forma segura.

Uno de los problemas principales de la enfermedad es que el proceso de incubación es largo y cuando da la cara es demasiado tarde para luchar contra ella. De ahí la importancia en la vacunación de nuestros animales, en la prevención y en los protocolos a seguir por los profesionales sanitarios en personas que pudieran estar infectadas.

Los síntomas dependerán de la fase en la que se encuentre la enfermedad. En primera instancia podrían ser escozor en la zona del mordisco, dolores de cabeza, vómitos, náuseas, fiebre o fotofobia. Más tarde podrían aparecer problemas en el sistema nervioso que se pueden dar de varias maneras: o de forma agresiva (de ahí el nombre de la enfermedad), de forma hiperactiva o con parálisis hasta llegar al coma y a la muerte por parada cardiorrespiratoria.

Y es que ya dicen que más vale prevenir que curar y la mejor forma de hacerlo es siguiendo a pies juntillas el calendario de vacunación recomendado por nuestros veterinarios de confianza.



  Sobre el autor

Cristina de Dios

Licenciada en Periodismo por la URJC y especializada en Marketing y Comunicación por la UCM, es una apasionada de los animales, en especial de los perros, por quienes lucha diariamente para lograr una mayor concienciación sobre sus derechos y un mayor respeto hacia todas las especies.

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