Como buenos mascoteros, a casi todos nosotros nos encanta saber "cómo ven" las diferentes culturas a esos seres con los que compartimos tierra, aire y agua: los animales.
Reencarnación de dioses y diosas, mano de obra barata, simples objetos para disfrute sangriento de las masas descerebradas, animales sagrados intocables…

Hoy, en Mascotea, nos hemos ido a dar una vuelta virtual para observar cómo se ven y tratan a los animales en algunos países del mundo. ¿Nos acompañas?

Ratas sagradas del templo Karni Mata. La India.

En el noroeste de la India, lindando con Pakistán, encontramos nuestra primera curiosidad mascotera: las ratas sagradas del Templo de Karni Mata.

Karni Mata era una mujer sagrada para el pueblo hindú. Parece ser que la señora Mata era una pudiente y ascética mujer de alta casta que en el siglo XIV mantuvo relaciones con la diosa hindú Durga, una amistad que le permitió convertirse a su muerte en diosa y reencarnarse en un animal de su elección, en este caso una rata.

Para que la diosa no estuviera sola, sus sirvientes y lacayos se reencarnaron también en ratas y esa "bendición" pasó de padres a hijos generación por generación. Hoy en día hay familias enteras que tienen la obligación de cuidar de la salud y la integridad de las miles de ratas que pueblan el Templo aunque realmente ellos piensan que están cuidando de sus abuelos, padres, tíos… fallecidos y reencarnados.

El Templo es visitado cada día por cientos de fieles y turistas que recorren descalzos las estancias del templo depositando cuencos de leche fresca, cereales y ricas frutas para disfrute de la inmensa familia de ratas y ratones que pululan a sus anchas.

Si un turista mata (queriendo o sin querer) a uno de estos animalitos el castigo no es barato: deben donar una estatuilla de oro o plata que represente, cómo no, a sus pequeños dioses peludos: las ratas sagradas de Karni Mata.



 

Elefantes trabajadores en el campo de Mae Taman. Tailandia.

A unos 700 kilómetros al norte de Bangkok, la capital de Tailandia, encontramos uno de los varios campos de elefantes de este bellísimo país: el campo de Mae Taman.

El campo de Mae Taman es uno de los destinos casi imprescindibles en la ruta por el norte de Tailandia y la verdad es que la experiencia merece la pena. El campo es como un campamento de niños… pero repleto de elefantes felices.
Los elefantes y elefantas se dividen en grupos que, siguiendo un horario, dedican unas horas del día a trabajar acarreando troncos de árbol, luego se bañan y juegan en el río, llevan de paseo a los entusiasmados turistas y terminan el día con un jugoso almuerzo a base de cañas de azúcar, plátanos y muchas, muchas fotos.

Desde siempre el elefante es uno de los animales más respetados de Tailandia. Cuenta la leyenda que una bella princesa llamada Maya soñó que un elefante blanco entraba dentro de su alma y bendecía al hijo que llevaba en sus entrañas proveyéndole de sabiduría y de fuerza. Al cabo de 9 meses la joven dio a luz al que sería la figura clave de la religión mayoritaria de Tailandia: el mismísimo Buda.

Otra leyenda, en este caso más cercana en el tiempo: cuentan que durante el famoso Tsunami que arrasó Tailandia en 2004, una decena de elefantes que iban de excursión con un grupo de turistas, empezaron a llorar desconsolados, cogieron con sus trompas a los indefensos seres humanos y, colocándoles sobre sus lomos, se internaron a toda velocidad en lo más profundo del bosque para protegerles de la furia del mar. ¿Ficción o realidad?

En Tailandia y el resto de países del sudeste asiático, el elefante se considera un animal casi sagrado, símbolo de la inteligencia, la fuerza, el valor y la empatía. Pero la admiración de los tailandeses por ese animal no es solo "místico", también lo han utilizado desde hace generaciones como fuerza de trabajo agrícola. Igual que en otros países se utilizaban los bueyes, los caballos o los burros para arar, en Tailandia se utilizaba a los altos elefantes que gracias a su fuerza e inteligencia, se convirtieron en parte imprescindible de muchas familias trabajadoras. El valor de su trabajo, unido a su valor como símbolo nacional, provocó que en este caso los seres humanos trataran a los animales de su familia como lo que realmente son: seres vivos con sentimientos.

MaeTaman
¡Toca baño en el río Mae Taman!

Los monos sagrados de Gibraltar. Reino Unido (¿sur de España?).

En Andalucía, al sur de la península ibérica, encontramos un pequeño reducto británico, el Peñón de Gibraltar. Uno de los reclamos turísticos de este pequeño territorio inglés es, sin lugar a dudas, la presencia de los más de 300 monos que forman la colonia del mono Macaca Sylvanus o mono rabón (llamado así porque carece de rabo).

Esta especie de monos es originaria de Marruecos y de Argelia (donde están en peligro de extinción), pero nadie sabe exactamente cómo llegaron a esta pequeña tierra de nadie y de todos donde son completamente felices. Nadie en Gibraltar osa dañar a un mono ya que recaerá sobre él o ella no solo la ira de los gibraltareños, sino todo el peso de la ley. El gobierno británico defiende a esta colonia rabona con uñas y dientes quizá por una leyenda que cuenta que cuando los monos desaparezcan de Gibraltar, también lo harán los británicos. Curioso, ¿verdad? ;)

Los monos vagan sueltos e intocables por todos los rincones de Gibraltar, robando el bolso a los turistas, haciéndose fotos con ellos… Hace unos años, estos peludos eran llamados "bolsas de grasa" porque los turistas les hinchaban a patatas fritas, bollos, cacahuetes… Hoy en día si te pescan alimentando o dando chucherías a un mono de Gibraltar tendrás que pagar una multa nada desdeñable: 500 libras, unos 613 euros. Para pensárselo.

Por otra parte, es interesante recordar que a pesar de su apariencia amistosa, de dulces mascotas, los monos de Gibraltar son animales salvajes que pueden morder y arañar si se sienten agredidos o molestados. Sonreír a un mono gibraltareño para conseguir la fotografía perfecta es una muy mala idea ya que mostrar la dentadura a un mono es retarle a una buena pelea, así que…

El valor de los monos de Gibraltar como fuente de ingresos es tal que son protegidos por una Organización Gubernamental, la llamada GONHS (Gibraltar Ornithological & Natural History Society). Esta Organización mantiene un control del estado de salud de los animalitos y se ocupa de que no les falte alimento equilibrado y atención sanitaria. En definitiva: cuidan una inversión económica que, en este caso, tiene forma peluda, la del mono rabón.

1024px Barbary macaques   Tierpark Berlin
Cría de mono con su mamá, en Gibraltar

El Toro de la Vega de Tordesillas. Valladolid (España).

En España y en otros países en los que hemos influido históricamente, hay un animal especialmente maltratado: el toro.

En casi todas las regiones españolas existen y se mantienen esas llamadas "fiestas" taurinas donde al toro se le clavan dardos de fuego, se le sacan los ojos, se le acosa y arroja al agua... Para el artículo de hoy elegimos una de las "fiestas" más dolorosas para el toro y, quizá, el símbolo nacional de cómo trata el pueblo español a uno de los animales más bellos de su país.

Tenemos que remontarnos varios siglos para encontrar el origen de la fiesta del Toro de la Vega, a la Edad Media. El torneo era, y es, bastante sencillo: un grupo de toros se suelta en las inmediaciones del pueblo y cientos de lanceros les persiguen gritando, golpeándoles y clavándoles sus lanzas hasta que les dan muerte. ¿"Divertido"?

La historia reciente de este evento taurino es, como mínimo, curiosa. Mira:
En el año 1954, tras unas dantescas escenas emitidas en el NODO, miles de personas escandalizadas por el espectáculo protestaron contra la barbarie. La entonces llamada "Asociación contra la Crueldad en los Espectáculos" (ACCE), junto con la "Sociedad Protectora de Animales y Plantas" buscaron apoyo político y consiguieron que el mismísimo caudillo Franco prohibiera el rejoneo y la muerte del toro a campo abierto y que la fiesta consistiera solo en un encierro del tipo "San Fermín".

El respeto por la vida del toro no duró demasiado. En 1970 varias personalidades encabezadas por Gregorio Marañón - Marqués, diplomático y director entre otras cosas del Instituto de Cultura Hispánica - consiguieron que la fiesta volviera a adquirir su sentido patriótico nacional: acabar con la vida del toro a lanzazos.

A pesar de la firme oposición de Asociaciones, algunos políticos (pocos) y muchas personas que respetan a los animales, la fiesta sigue como siempre y, por el momento, no se vislumbra su fin. Lamentable es decir poco.

Manifestación contra toro vega 2009
Evitando las cruentas imágenes del Toro de la Vega, preferimos mostrar las de la manifestación en contra de esta tortura


 

Una curiosidad para terminar:

Uno de los cuatro animales sagrados de la China milenaria era la tortuga. Este animal era el icono nacional de la sabiduría y la longevidad y, también, un símbolo de la buena o mala suerte.
Como no podía ser de otra manera, los chinos sentían un enorme respeto por este bello animal, pero pasó el tiempo y el respeto se les agotó. Hoy por hoy, esa "cultura" mete pequeñas tortugas vivas en bolsas de plástico herméticas. Es decir, las comercializa como pequeños tamagochis que, sin aire ni comida, van muriendo lentamente entre sus propias heces para disfrute de sus orgullosos propietarios. Cómo cambian las cosas, ¿verdad?
  

En definitiva, distintos mundos dentro de uno solo, el que no respeta lo más mínimo los derechos de los seres vivos y el que sí lo hace.
¿En cuál prefieres vivir?


 




  Sobre el autor

Marta Barrero

“Se puede vivir sin perro, pero no merece la pena” es una de las máximas de Marta Barrero, nuestra redactora especializada en formación, comunicación y publicidad.

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