Uno de los negocios ilegales más lucrativos que se practican con animales es el de las peleas de perros. Se celebran a diario sangrientos combates que hacen ganar a sus promotores una media de entre 100 y 600 euros. Además de ser entrenados como luchadores, numerosos perros de todas las razas son robados para servir de sparring o carnaza para los campeones. Sea para luchar, sea para entrenar, hablamos de cientos de perros sometidos a brutales tratamientos, vejaciones, golpes, tortura… Unos pocos afortunados, los menos, no mueren durante los combates y son arrojados a la calle y de ahí, pasan al Albergue o a la Protectora de turno. Y la pregunta: ¿Es posible que estos animales tengan una segunda oportunidad? ¿Se puede rehabilitar a un perro que ha participado en sangrientas peleas organizadas?

Más peleas de perros

Según las Organizaciones y Fundaciones en defensa de los animales, en el último año ha crecido en España de una forma impresionante el negocio de los asesinos de perros. Las razones pueden ser varias: la llegada a nuestro país de inmigrantes de Europa del Este acostumbrados a celebrar peleas de perros y osos, una mayor incidencia de esta larga crisis económica en las clases sociales más desfavorecidas, un incremento del gusto popular por la violencia y la brutalidad o, simplemente, ese clásico aburrimiento existencial mezclado con una falta absoluta de inteligencia y empatía que genera seres humanos inhumanos.

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Algunos de estos cientos de combates caninos se denuncian a la Policía y a la Guardia Civil y unos cuantos pasan a los Tribunales. ¿Las sentencias? Patéticas. En el 2011 12.522 personas fueron denunciadas por delitos de maltrato animal, pero solo 23 personas fueron detenidas y solo 1 de ellas con cargos relacionados con la pelea de perros. ¿Las penas?: una multa y a la calle. ¿Justicia? Una legislación blanda, una absoluta falta de empatía por parte de las Fuerzas de Seguridad, los Tribunales y el Estado y, cómo no, el miedo de las personas que conocen estos delitos y no los denuncian… El resultado es el mismo: muerte, mutilación y dolor.

Las consecuencias del "entrenamiento"

Según datos de la Guardia Civil de los 3.000 perros que son robados al año en España, 400 se destinan a servir de carnaza a los perros entrenados para matar en el ring.

Los dos tipos de perro - los campeones y los sparring - son entrenados a diario para que den "lo mejor de sí". De forma muy resumida podríamos decir que el entrenamiento físico consiste en golpear, quemar, gritar, encerrar durante horas en cuartos oscuros a los perros para provocarles agresividad, rabia y dolor. El entrenamiento psicológico no se queda atrás: al miedo y rabia lógica que provocan los golpes y torturas se une el uso de drogas, sustancias que dejan de administrar al animal antes de la pelea para que su estado de irritabilidad alcance su punto álgido. Los pocos animales que sobreviven a esta auténtica tortura son afortunados, pero se reincorporan a la sociedad con unos traumas físicos y psicológicos tan graves que muchas veces la tarea de rehabilitación se hace casi imposible.

La difícil rehabilitación

Vamos a practicar un poco de empatía: ¿Cómo te sentirías tú si fueras golpeado, matado de hambre, drogado, mordido… día tras día y luego echado a la calle medio muerto? Desde luego, la primera reacción lógica de un perro es "muy humana": la desconfianza. Para estos animales, el ser humano se ha convertido en una "raza peligrosa", es imposible que confíen en un primer momento en el cuidador o adiestrador, él o ella se tienen que volver a ganar la confianza del peludo. Otro síntoma físico y emocional de los perros que han sobrevivido a peleas son los llamados comportamientos compulsivos: ladrar frenéticamente sin motivo aparente, morderse las patas o el rabo, excavar durante horas y horas, etc. Cada caso de perro maltratado es un mundo. Algunos de ellos simplemente necesitan tiempo y cariño. Estar con una familia que les quiera, tener una rutina, hacer mucho ejercicio físico, comer bien… Otros animales, en cambio, sufren secuelas psicológicas tan profundas que es preciso contar con un terapeuta o un etólogo, un profesional que conozca bien su trabajo y aplique las pautas adecuadas para rehabilitar esa sombra de perro resultado de la codicia y la violencia humanas.

¿Es posible la rehabilitación?

Sí. Es posible y es necesaria.

Estos perros merecen una segunda oportunidad y, como seres humanos, tenemos la obligación de proporcionársela. ¿Estás de acuerdo?



  Sobre el autor

Marta Barrero

“Se puede vivir sin perro, pero no merece la pena” es una de las máximas de Marta Barrero, nuestra redactora especializada en formación, comunicación y publicidad.

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