No sé si os ha pasado: cuando yo era niña solía ir con la familia a pasar el domingo al campo. Uno de los recuerdos más imborrables que tengo es ver una pequeña charca con unos "pececillos" gordos nadando y rodeados de pequeñas ranas. Unos tenían patas y otros no, algunos tenían un rabo minúsculo otros muy largo…. Mi hermano me desveló "el secreto": eran… renacuajos, "bebés" de rana. Fascinante… 

Más adelante, las clases de naturaleza del colegio me lo contaron todo: lo que eran los anfibios, su ciclo de vida, la metamorfosis….

¿Te apetece recordarlo en este artículo?

Anfibios y metamorfosis.

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Si consultamos la palabra "anfibio" en el Real Diccionario de la Lengua Española encontraremos una definición muy completa: "Se dice del animal que puede vivir indistintamente en tierra o sumergido en el agua, y, por extensión, de los que, como la rana y los sapos, han vivido en el agua cuando jóvenes por tener branquias, y en tierra cuando adultos, al perder dichos órganos adquiriendo pulmones". El término "anfibio" lo dice todo: proviene de los términos griegos "anfi" que significa "ambos" y "bio" que significa "vida". Es decir: ambas vidas o ambos medios: agua y tierra. Y entonces… ¿qué es la metamorfosis"? ¿Qué dice nuestro diccionario? Veamos: "Cambio que experimentan muchos animales durante su desarrollo, y que se manifiesta no solo en la variación de forma, sino también en las funciones y en el género de vida". Es decir: nuestra rana - como buena anfibia - tendrá branquias cuando esté en fase de larva y respirará con pulmones cuando sea adulta.

Veamos el proceso paso a paso:

Noviazgo y matrimonio.

Cuando las ranas macho alcanzan la madurez sexual - en torno a los 2-3 años - y llega la primavera, se suelen agrupar en los "mejores" lugares de su entorno: sitios tranquilos, con abundante comida a su alcance… ahí comenzarán los cantosque marcarán el llamado "cortejo nupcial", un croar fuerte y sonoro, el reclamo perfecto para encontrar "novia".

Cuando ha elegido a su media naranja (y esta le acepta claro) se unen en un fuerte abrazo: el macho se coloca detrás de la hembra, la sujeta por las axilas o la zona lumbar y la aprieta contra él. Pero las apariencias engañan: "esto" no es la cópula. Lo que hace el macho es esperar pacientemente a que la hembra ponga los huevos. En ese momento es cuando el macho los rocía con su esperma y los fecunda. Asombroso ¿verdad?

La feliz pareja, entonces, esconde a su futura progenie entre la vegetación de la charca, en un remanso…. y… a esperar.

De huevo a larva.

La eclosión de las larvas varía en función de la temperatura del agua: cuanto más elevada sea, antes se producirá. Los expertos afirman que la temperatura ideal del agua para la incubación de los huevos debería estar entre los 22 y los 25 grados, con esa temperatura las larvitas nacerán en un periodo de tiempo comprendido entre los 3 y los 20 días.

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Cuando llega "su momento", la larva se separa del huevo y - gracias a unas ventosas que tiene en su cuerpo - se aferra a un objeto sólido que le permita descansar unos días alimentándose de los restos del huevo. En este periodo se producen algunos de los más llamativos "milagros" de la naturaleza: aparecen los ojos, surgen los orificios nasales, la boca, se alarga la cola… Poco a poco la recién llegada empezará a moverse y adoptar esa forma de pececillo que todos conocemos bien: forma rechoncha, gran cabeza, enorme cola aplanada… Ya es un renacuajo.

De renacuajo a rana.

Como sabes, el renacuajo tiene forma de pez y, claro, también tiene una aleta dorsal que le permitirá nadar con desenvoltura, empezar a investigar su entorno, buscar alimento… También, como buen pez, dispone de unas branquias externas que le permitirán respirar bajo el agua. La base de la alimentación de los renacuajos en esta fase son las hierbas y plantas de su entorno aunque "no le hace ascos" a trocitos de materia orgánica… Una correcta alimentación unida a una temperatura óptima del agua - 22-25 grados- propiciará un desarrollomás rápido de nuestro renacuajo.

En el primer mes o mes y medio se van desarrollando sus pulmones y, de forma paralela, las branquias comienzan a atrofiarse. Posteriormente, la cola y la aleta dorsal comienzan a reducirse mientras van surgiendo sus patas. En torno a los dos-tres meses, nuestro renacuajo ya tiene sus patas perfectamente formadas, apenas tiene cola y sus pulmones ya se han desarrollado: ya parece una mini rana. A partir de ahí… ¡a alimentarse y a crecer!: El ciclo está completo.



  Sobre el autor

Marta Barrero

“Se puede vivir sin perro, pero no merece la pena” es una de las máximas de Marta Barrero, nuestra redactora especializada en formación, comunicación y publicidad.

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