La rana, además de ser un animal precioso, que podríamos estar horas admirando por el color de su piel o de sus enormes y saltones ojos, es un anfibio de los más curioso. ¿Sabías que fue el primer vertebrado en colonizar la tierra?

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Las ranas (y los sapos) forman parte de los anuros, una familia dentro de los anfibios. La palabra anfibio significa en griego "doble vida" y hace referencia tanto a la vida acuática como terrestre que pueden llevar estos pequeños animales.

Hay decenas de tipos de ranas. Unas son más acuáticas, otras viven en bosques, unas son marrones, verdes, con manchas, con rayas... En cuanto a su tamaño también hay grandes diferencias: desde los 8,5 milímetros de la más pequeña conocida hasta los más de 30 centímetros que puede llegar a medir la rana Goliat.

Podríamos llamarlas animales todoterreno ya que se han adaptado a toda clase de habitats: desde charcas y lagos, pasando por montañas y bosques hasta incluso los desiertos donde superan los períodos de sequía enterrándose en la arena y almacenando agua.

Pero lo que todas la ranas tienen en común son sus característicos dedos.

Las extremidades delanteras se componen de: húmero, radio-cúbito (unidos) y una unión de huesos carpianos, metacarpianos y cinco dedos. Los dedos delanteros están libres (sin membrana que los una). El último dedo tiene una callosidad que diferencia a los machos de las hembras. En algunas especies de rana la punta de los dedos termina en unas ventosas adhesivas que le ayudan a sujetarse al tronco y a las hojas o a adherirse a otras superficies verticales.

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Las extremidades traseras se componen de: fémur, tibia-peroné (unidos) y un conjunto de huesos tarsianos, metatarsianos y los cinco dedos del pie. Estos dedos están unidos por unas membranas interdigitales, llamadas también membranas natatorias. Esta extremidad posterior está muy desarrollada: sus tres partes son de igual tamaño.

¿Cuál es la función de la membrana interdigital?

Estas uniones entre sus dedos traseros hacen que las ranas sean unas campeonas de la natación y el salto. La membrana actúa como si de un remo se tratase cuando este pequeño anfibio se introduce en el agua. Y cuando está fuera de ella, estas membranas forman la unión perfecta junto con su pequeña y algo rígida columna vertebral para que las ranas puedan realizar esos impresionantes saltos que les sirven para huir de sus depredadores.



  Sobre el autor

Sara Rojo

Periodista y voluntaria en varias asociaciones de protección animal. Sueña con un mundo en el que el respeto hacia todos los animales sea una prioridad. Su pasión: los conejos y roedores.

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