Hoy vamos a hablar de un tema bastante polémico: los españoles y el civismo relacionado con los animales. ¿Somos los españoles unos bárbaros incivilizados que no respetan los más mínimos derechos de los animales?

Definiendo que es gerundio

Permitidme que comience este artículo intentando definir unos cuantos términos importantes:

  • Civismo: comportamiento respetuoso del ciudadano con las normas de convivencia pública.
  • Comportamiento cívico: entereza de ánimo para cumplir los deberes de la ciudadanía, sin arredrarse por amenazas, peligros ni vejámenes.
  • Civilización: estadio cultural propio de las sociedades humanas más avanzadas por el nivel de su ciencia, artes, ideas y costumbres.
  • Respeto: miramiento, consideración, deferencia.
  • Salvajada: dicho o hecho propio de un salvaje. 
  • Salvaje: se dice del animal que no es doméstico, y generalmente de los animales feroces.

Creo que estas definiciones nos dan pistas para intuir qué pasa en España con los animales y el civismo.

A años luz de Europa

A poco que te interese el tema de los derechos de los animales, sabrás que en España no tenemos la misma deferencia, respeto y cuidado como otros países europeos. Alemania, Italia, Holanda… no sólo tienen Ordenanzas y Leyes sobre civismo y respeto, también las aplican.

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El turista que llega a nuestro país puede que no perciba las profundas diferencias que nos separan de otros países europeos. Grandes ciudades, fantásticos museos, increíbles restaurantes, Internet por todas partes… pero aún existe una España negra, esa que no se ve en los folletos de viajes y que sólo percibimos los que vivimos aquí. Peleas de perros, galgos de caza torturados, gatos quemados, abandonos, palizas, maltratos y muertes… Con un origen común: la falta de respeto, de civismo hacia otros seres vivos: los animales. En nuestro país, de forma tradicional, los animales siempre se han considerado de dos formas: como alimento o como instrumento de trabajo, poco más. No estoy diciendo que mucha gente no quisiera, o quiera, a sus perros, gatos o periquitos. Afirmo que el amor verdadero, el respeto de la vida y el bienestar de nuestros amigos de cuatro patas o dos alas, no tiene tradición cultural en España. En nuestro país, al contrario que en muchos otros, lo más habitual es que a las mascotas se les deniegue el paso a mercados, cafeterías, restaurantes, museos, medios de transporte, playas, parques… la lista es prácticamente infinita. Esto va cambiando poco a poco gracias al clamor popular, a esos miles de personas que escriben a sus Ayuntamientos para solicitar zonas habilitadas para mascotas, que defienden los derechos de los animales en todos los medios de comunicación a su alcance, que se manifiestan en bloque ante las barbaries y, también, gracias a gente como tú que lee y comprende artículos como este.

Salvajadas y salvajes

En los últimos años estamos asistiendo (afortunadamente) a movimientos de repulsa por ciertas tradiciones sangrientas. En muchas de ellas la víctima es el españolísimo toro, pero no en todas. Por ejemplo: 

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Torneo del Toro de la Vega (Tordesillas, Valladolid): espectáculo medieval en el que cientos de lanceros a caballo persiguen a un único toro hasta que le dan alcance y muerte. Esta "diversión" ha dado mucho qué hablar últimamente. Toro Enmaromado (Benavente, León): festejo en el que se atan las astas del toro con una larga cuerda - maroma - y se le arrastra por todo el pueblo hasta llegar a la plaza, torearlo y matarlo. Fiesta de la Pava (Cazalilla, Jaén): festividad de San Blas que consiste en lanzar una pava desde lo alto del campanario del pueblo. Según los vecinos, "la pava amortigua el golpe volando un poco". Corridas de Gansos (Carpio del Tajo, Toledo): espectáculo en el que los gansos son colgados por las patas boca abajo, bien atados, para que los mozos pasen por debajo de ellos e intenten decapitarlos a la primera (si hay suerte, claro). Corrida de Toros (Toda España, excepto algunas comunidades autónomas): fiesta que consiste en lidiar - hostigar, torear, aguijonear y apuñalar - a un toro en una plaza cerrada para disfrute del gran público.

Señoras y caballeros, la polémica está servida. ¿Qué opináis? ¿España es un país cívico?



  Sobre el autor

Marta Barrero

“Se puede vivir sin perro, pero no merece la pena” es una de las máximas de Marta Barrero, nuestra redactora especializada en formación, comunicación y publicidad.

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