Si a ti, tu pareja, los niños… os encantan las mascotas pero no tenéis ni espacio ni tiempo suficiente para cuidarlas, te proponemos una alternativa: los peces de acuario. En varios de nuestros artículos ya hemos comentado las ventajas de tener peces como mascotas: no hace falta sacarlos a pasear, ni cepillarlos, bañarlos, vacunarlos… sólo exigen unas mínimas atenciones diarias. Un acuario suficientemente grande, una limpieza semanal y algo de alimentación. Como ves, pequeñas tareas de las que pueden ocuparse hasta los más pequeños de la casa. Veamos los peces "más sencillos" para empezar tu pequeño mundo acuático:

guppy

Guppy

Empezamos nuestro recorrido con el pez más sencillo de mantener y de criar: el famoso Guppy. Este pececillo ovovivíparo (los alevines eclosionan ya formados) también fue protagonista de nuestro artículo sobre la cría de peces. Es uno de los ejemplares tropicales preferidos por los acuarófilos por varias razones: es precioso, pequeño y muy resistente. Al tener origen tropical, este pequeño necesita vivir en agua templada. La temperatura a la que es más feliz son los 25º, casi la temperatura ambiente de muchos hogares. La única pega del Gumpy es que es muy glotón: se come a todos los pececillos más pequeños que él o ella, así que es recomendable introducir en el acuario peces de la misma especie o de tamaño superior y, muy importante, darle de comer varias veces al día en pequeñas dosis.

Molly

molly

Seguro que lo has visto en cientos de acuarios: es ese pececillo pequeño, vivaz, de tonos amarillos y que mucha gente confunde con el Guppy. Hay tres variedades principales de Mollys P. Sphenops (el más barato y el más vendido), - P. Latipinna y P. Velífera. Se distinguen sólo por el tamaño de su aleta dorsal, el resto de características - como tamaño y mantenimiento - son muy similares. El Molly es un ejemplar tropical y, como el Guppy prefiere que el agua esté bien calentita (incluso aguanta los 28º sin problema). Un inconveniente a tener en cuenta si eliges poblar tu acuario de Mollys es que, por su crianza, prefieren habitar en un entorno muy salobre. Esta característica no es del gusto de muchos de los otros peces de acuario.

goldfish

Goldfish

El Goldfish es el famoso pez dorado que habita en casi todos los acuarios domésticos españoles. El motivo principal por el que mucha gente los elige es que no es un pez tropical sino un ejemplar de agua templada. Así, no hace falta comprar un acuario con sistema de calefacción, uno simple hará las delicias de nuestro precioso ejemplar. Otra ventaja de elegir un Goldfish es que es tranquilo y longevo. Además, es un fantástico carroñero: se pasará gran parte del tiempo rebuscando trocitos de alimentos en el fondo de la pecera. Eso no te evitará la limpieza semanal, pero ayudará bastante a que no se acumulen demasiados restos…

Pez Ángel

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Otro ejemplar de los preferidos por los amantes de los peces de agua dulce es el elegante Pez Ángel. Debe su nombre a la forma ondulante y sinuosa de flotar por el acuario. Si nos decidimos por esta especie angelical, debemos tener en cuenta que el acuario debe ser bastante grande, sobre todo debe ser alto: entre 40 y 45 centímetros de altura. Otra característica interesante que debemos recordar: el Pez Ángel no soporta bien ni las temperaturas muy altas ni las muy bajas. Así, si la temperatura ambiente de nuestro hogar no se encuentra en torno a los 24-25 grados… deberemos elegir un acuario climatizado.

Plattys

plattys

Terminamos nuestro pequeño recorrido con el Plattys, otro de los ovovivíparos preferidos por los mascoteros de los peces y muy sencillo de criar y mantener. La principal característica del pequeño Plattys es que es tremendamente sociable y pacífico, se lleva bien con casi todas las especies. Además, es bastante resistente y come prácticamente de todo. Es el vecino ideal si deseas crear una familia pez de diferentes tamaños, colores y especies.

Decenas de variedades de pez de pecera, todas ellas preciosas, económicas y muy sencillas de mantener.

¿Cuál es tu preferida?



  Sobre el autor

Marta Barrero

“Se puede vivir sin perro, pero no merece la pena” es una de las máximas de Marta Barrero, nuestra redactora especializada en formación, comunicación y publicidad.

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