Cómo entender el comportamiento animal: el pez Betta

A veces nos preguntamos por qué nuestra mascota se comporta de alguna manera o qué ocurre para que se comporte así, si estamos haciendo algo mal. No debemos olvidar que las mascotas, aunque están acostumbradas al trato humano, son animales y como tales tienen una serie de instintos y conductas propias. Por ello, para tratar de comprender un poco a nuestros animales domésticos, debemos antes entender qué pasa dentro de su cabeza: es decir, cómo funciona o en qué se basa el comportamiento animal. Esto puede no ser una tarea sencilla, pero queremos partir desde conductas básicas animales para así entender la mecánica del comportamiento de nuestras mascotas, a través de ejemplos más sencillos.

Por ello, para iniciarnos en el amplio mundo del comportamiento animal, no hay nada mejor que hacerlo de la mano –o de la aleta, en su caso- del pez Betta. Se trata de un animal asiático, también conocido como guerrero o Luchador de Siam, debido precisamente al comportamiento que vamos a describir. También es un pez muy usado en los acuarios domésticos debido a su vistosidad, aunque por su peculiar comportamiento han de seguirse una serie de recomendaciones para su cuidado.

Comportamiento agresivo de los machos del pez Betta

Como muchos de otros ejemplos de machos en el mundo animal, el luchador de Siam es un pez territorial y que, además, defiende activamente la zona que cree suya ante cualquier competidor. Es decir, este pez va a desplegar una serie de comportamientos cuando cree amenazado su territorio. Obviamente no tendría sentido para él mostrarse así en todo momento. En realidad, si no se siente amenazado, es un animal muy tranquilo.

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¿Qué hace a este pez volverse tan agresivo? Pues la presencia de otro macho en la cercanía, algo que podemos simular fácilmente en casa con un sencillo truco: un espejo. El macho del pez Betta, al verse reflejado en un espejo situado al borde del acuario, reconoce la figura como otro macho que viene a su territorio. Este hecho, ha permitido a los investigadores experimentar fácilmente con ellos y nos posibilita a nosotros en casa “jugar” con ellos con un espejo sin que el pez sufra el más mínimo riesgo.

Lo que ocurre a continuación, tras ver una amenaza, es que el pez comienza una danza ritual que tiene como objetivo amenazar al otro macho y hacer que huya. Se le llama ritual porque siempre, siempre –y éste es un detalle importante más adelante- va a realizarse de la misma manera una vez visualiza a un rival. El pez tiene unas aletas muy largas que, cuando se encuentra relajado, se extienden a lo largo de él y hondean con el agua. Sin embargo, lo primero que lleva a cabo es la completa extensión de todas sus aletas, de tal modo que su cuerpo parece estirarse y ocupar más del doble de su superficie. El macho con ello trata de mostrarse superior, más grande y más fuerte. El pez comienza entonces a nadar de un lado a otro, manteniendo las aletas ampliamente extendidas, colocándose de lado para mostrar sus grandes atributos. Luego, encara al rival y abre las estructuras que protegen a sus branqueas, dándole un aspecto mayor y más amenazador. Al mismo tiempo, amaga con atacar a su rival, incluso llega a golpear el cristal del acuario para asustar a su rival. Como no lo consigue comienza de nuevo la danza, una y otra vez. Este ritual tiene como objetivo evitar la lucha, tratando de hacer huir al otro macho. Una vez retiramos el espejo, o en la cabeza de nuestro pez: una vez su contrincante se aleja atemorizado; el luchador de Siam vuelve a relajar sus aletas y la danza concluye.

Bases del comportamiento animal: estímulo y reacción

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Lo que quizá os preguntéis es qué tiene que ver todo esto con el comportamiento de nuestras mascotas o cómo puede ayudarnos este agresivo pez a entenderlas. Muy sencillo: explicándonos cómo funciona la conducta animal. A través del pez Betta comprobamos que los comportamientos animales no son aleatorios, sino que tienen un origen y una razón de ser. El pez Betta no comienza a danzar así porque sí, sino que lo hace tras ver a otro macho en su territorio. Este contrincante es lo que se conoce como estímulo y es el hecho que va a desencadenar todo el comportamiento, sin el cual no aparecería tal.

Hemos comprobado también que los comportamientos siempre tienen un porqué. Aunque a veces observemos a nuestras mascotas y no sepamos por qué se están comportando así, debemos tener presente que siempre va a existir un motivo (estímulo) y que su conducta no será al azar, sino que tendrá como fin conseguir algo. En el caso de nuestro ejemplo, la danza del pez Betta trataba de asustar al contrincante y hacer que se alejase, sin tener que llevar a cabo ninguna lucha en la que podría salir mal parado.

Debemos entender los comportamientos de nuestras mascotas para así conocerlas mejor y cuidarlas correctamente. Comprender qué origina un comportamiento en nuestros compañeros y por qué se portan así es esencial para tratar de evitar esas conductas perjudiciales, así como para satisfacer las necesidades de nuestras mascotas.



  Sobre el autor

Juanfra Vázquez

Biólogo, etólogo y escritor. Aunando sus dos grandes pasiones, el comportamiento animal y la escritura, para ponerlas a disposición de Mascotea y de vuestras mascotas.

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