Una vez tomada la decisión de tener peces en casa, la siguiente pregunta es si optar por un acuario de agua fría o por uno de agua caliente. Y la respuesta que seguramente nos viene a todos a la cabeza es que como el acuario de agua fría no necesita calentador, será más fácil de cuidar. Pues muchos expertos nos dicen que esa idea es errónea. ÀPor qué? Pues, entre otras cosas, porque la temperatura para los peces es muy importante y con un calentador nos aseguramos de que ésta será siempre constante.

Pasos a tener en cuenta para montar un acuario de agua caliente

  • El tamaño: otra idea muy extendida es que si el acuario es pequeño sabremos cuidarlo mejor. Pero nada más lejos de la realidad. Si tienes espacio en casa, uno grande es lo más recomendable.
  • El filtro: imprescindible para que la suciedad no invada nuestro acuario, no tengamos que preocuparnos de limpiarlo continuamente y nuestros peces tengan oxígeno suficiente para vivir sanos y felices.
  • La iluminación: importante si vamos a tener plantas naturales. Es recomendable tenerlas para que nuestros peces estén como en su hábitat natural. Un acuario iluminado en una casa es un de los elementos decorativos más bonitos que existen. Pero, cuidado, lo importante es que los peces no sufran y la iluminación debe ser tenue y no directa.
  • La decoración: encontrarás toda clase de elementos en las tiendas especializadas. No recargues su hábitat. Unas cuantas plantas, un suelo de piedrecitas (grava) que no tengan picos para que no se dañen las aletas y algún elemento que haga de refugio para ellos, es suficiente.
  • El calentador: con él conseguiremos la temperatura perfecta para nuestras pequeñas mascotas. La temperatura de un acuario de agua caliente debe estar entre los 25Œ y los 28Œ. Una buena opción es elegir un calentador sujeto con ventosas al cristal. Estos tienen una resistencia que salta cuando la temperatura baja respecto a la que hemos marcado como la idónea.
  • El termómetro: que deberá estar siempre visible dentro del agua para echarle un vistazo de vez en cuando y comprobar que todo está correcto.

Acondicionar el agua

Empezamos a rellenar con agua nuestra pecera (una parte de agua del grifo por cada dos de agua destilada). Viértela despacio y con cuidado para que la grava y el sustrato para las plantas no se muevan y enturbien el agua. Y ya podemos poner el filtro y el calentador a funcionar.

Una vez comprobado que todos los aparatos funcionan, es hora de madurar el agua para nuestros peces. Con el madurado del agua conseguiremos crear el entorno perfecto para ellos. Si no lo hacemos así, es probable que a los pocos días no quede ni rastro de nuestros peces. Consiste en crear una colonia de bacterias nitrificantes desde el primer día que consigan destruir el amoniaco y los nitritos presentes en el agua que son muy perjudiciales para los peces. Lo mejor es dejar a estas bacterias que actúen tres semanas antes de introducir a los peces.

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¡Bienvenidos, peces!

¡Por fin ha llegado la hora de incorporar a los peces! Si has conseguido ser paciente, cumpliendo todos los pasos y guardando los tiempos, tienes ya mucho ganado.

Lo mejor es introducir a los peces en pequeños grupos (de 2 ó 3) cada semana para poder comprobar que se adaptan bien a su nuevo entorno.

Aclimata al pez antes de soltarle. Pon la bolsa que te han dado en la tienda flotando en el acuario para que coja la misma temperatura. Después, añádele agua del acuario. A la media hora, ya podrás sacar al pez con delicadeza y soltarlo en su nueva casa.

No olvides introducir sólo a peces que sean compatibles. Los peces con más carácter es probable que estresen y ataquen a los otros peces que sean más tranquilos.



  Sobre el autor

Sara Rojo

Periodista y voluntaria en varias asociaciones de protección animal. Sueña con un mundo en el que el respeto hacia todos los animales sea una prioridad. Su pasión: los conejos y roedores.

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